miércoles, octubre 06, 2004

Agua.

Siento el deseo de ser la gota evaporada por el sol,
que lentamente sube a la atmósfera
y comienza a perderse entre grises nubes.
Te observo, y mi caída es inminente.
Ningún viento desviará mi punto fijo.
Mi masa flotando va contra el aire
que intenta desvanecerme antes de mi llegada...
Parece no comprender mis ansias de empaparte.
Te has dado cuenta de que ha comenzado a llover,
mas no te cubres... parecieras esperarme.
Miras alrededor tuyo y ves como se precipitan otras gotas.
No lo hago yo: disfruto viendo cada movimiento de tu cuerpo.
Lo inevitable ha comenzado,
he tocado tu hermoso cabello,
comienzo a escurrirme por tu cuello,
has logrado instantáneamente sentirme,
no sabes qué haré en mi casi eterno recorrido.
Quizás no me sientas, pero ahora yo disfruto.
Me enredo en tu cuello... parecieran desafiarse todas las leyes
y así ha sido por tu encanto.
Comienzo a bajar lentamente por tu espalda,
y, como en un embrujo, subo
impulsado por el aspirar de tu alma, reflejada en un respiro...
La beldad de tus hombros, supera cualquier valle por hermoso que haya sido.
Ahora, como lo inevitable que era,
comienzo a bajar por tus pechos, me he perdido entre ellos
y algo me hace desear evaporarme en la calidez que me otorgan...
Pero escucho un murmullo que me hace pensar
que no era a mí a quien esperabas...
Y como una lágrima sé que tengo que seguir mi camino.
Ahora, sólo bajo para evaporarme
y subir, nuevamente.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

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8:11 a. m.  

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