martes, octubre 12, 2004

Hasta la eternidad.

Consumiendome como un cigarrillo sin dueño... a merced de la brisa más suave. Me arrastras... laceras mi piel, no tienes piedad, juegas con mi cadáver...
Se siente tan bien... hasta parece que me quieres, mírate, estás bañada en mi sangre. Sacas y vuelves a enterrar esa daga en mi pecho. Querida... ya no siento, es en vano que sigas así, mi carne está desgarrada... tal como lo hacían tus mentiras y engaños con mis sentimientos...
Como un rayo el brillante filo penetra tu pecho y te permites acompañarme en mi incierto viaje a la nada... viviremos en el limbo por la eternidad... Tu sueño y mi sueño echo realidad, estaremos juntos hasta la eternidad.