miércoles, marzo 09, 2005

Espejo.

Observo al espejo,
enmarca una silueta translúcida.
Un tenue y desgastado parpadeo dentro de la silueta
resulta dolorosamente familiar.
Está incompleta, su alma se parte en dos,
la mitad que permanece se funde en soledades,
tristezas, silencios y sollozos.
La mitad ausente se lleva su amor,
su aprecio por la vida y su sonrisa.
Se extingue la luz.
Deja una pintura roída y con manchas de humedad,
con colores corridos, secos y muertos.
Miradas que imploran piedad,
recuerdos que intentan mitigar tristezas...
Todo es inútil.
¡Mirame, experimentá mi vacuidad!
Asomate a mi interior,
date cuenta de que es verdad:
tus ausencias me matan.