viernes, abril 01, 2005

La serenidad o el temor.

Cantas una mano que te oprime la garganta
y el cielo es un beso que te sorprende.
A veces tu sombra es como el llanto de una santa
y un dios la noche con su amor enciende.
Cantas una canción que te señala culpable
y hay nombres extraños en las paredes.
A veces aguardas que un ángel o un demonio hable
de los infernales o celestiales poderes.
Y en tus ojos hay mujeres hermosas
que celan la belleza de las antiguas diosas.
Cantas una mano que cubre tu impura boca
y el cielo es un pájaro que fenece.
Tu silencio es una niña ciega que te toca
mientras el árbol de la muerte crece.
Cantas una mano que empuña un frío puñal
y las columnas sobre un cuerpo se alzan.
Tu silencio bajo la sombra extraña es mortal
y tus manos el arma imposible casi alcanzan.
Y en tus ojos hay mujeres hermosas
que celan la belleza de las antiguas diosas.