Valió la pena...
Ahora realmente creo que me obsesionaba, porque no podía alejar ni mis pensamientos, ni mi vista de ella. Su pálida piel contrastaba con su ropa siempre negra; sus ojos profundos y su largo cabello negro la hacían parecer como si tuviera luz propia. Deseaba acercarme a ella, invitarla a salir. No se comparaba con ninguna otra mujer con la que yo hubiera salido antes, sólo que no podía juntar el valor necesario para hacerlo. Además, por todo el lugar era conocida como una prostituta por su estilo de vida.
Pero todo eso cambió el día de hoy, cuando al dar las 21:00 horas crucé la calle y llegué a su puerta, toqué el timbre y después de un largo rato la puerta se abrió y ahí estaba ella, mas pálida y mas hermosa que nunca. Sonrió, y dijo mirándome fijamente: -Hola, creí que nunca vendrías-. Mi sorpresa era máxima... me estaba esperando!
Al invitarme a pasar, pude darme cuenta del arreglo interior de su casa, casi minimalista, todo con un toque oscuro y tenebroso; lo cual realmente pasé por alto debido al embrujo de su voz. - Porqué querías conocerme? me preguntó. Tartamudeando contesté: -Eres un misterio. Después de emitir una risita leve, me dijo: -No soy un misterio. Dime qué quieres saber. – Primero, tu nombre, dije yo, -y luego, por qué te visitaban tantos tipos?. -Bien, mi nombre es Haxix; y por lo pronto, es lo único que debes saber.
Me tomó de la mano, y llevándome por las escaleras llegamos a su habitación, donde besó mi boca con un beso corto y suave. Caminó y dejó caer su vestido, que parecía una maligna sombra reptando por el piso. Me llevó a su cama, y nos sumergimos en las negras sábanas de seda, hipnotizados por una demencial pasión. Nunca había tenido sexo como ese... -Valdría la pena morir por el, pensé. Era como un sueño encontrarme junto a su cuerpo desnudo, y haber viajado en esa desenfrenada danza sexual. Lentamente se acercó a mí, diciéndome al oído: -Ahora sabrás qué pasó con los demás.
Todo era tan sublime, que no tuve tiempo de reaccionar, y eso es todo lo que recuerdo. Cuando me di cuenta, ya me encontraba aquí, en un sucio y oscuro sótano. Ahora sé qué pasó con los otros tipos. Tengo sus fríos y podridos cadáveres frente a mí, y ella sigue pegada a mi cuello rasgándolo con sus agudos y blancos dientes, extrayendo hasta la última gota de vida de mi cuerpo. Lejanamente escucho su voz diciendo: -Tu has sido el más delicioso de todos. Ahora recuerdo toda mi última aventura, y pienso antes de que la muerte me cubra por completo: -Valió la pena morir por ella-.